La soja, la IA y la excusa definitiva para que te compres otro smartphone

Hace unos días, durante la WWDC24, Apple anunció a bombo y platillo la integración de distintas tecnologías basadas en Inteligencia Artificial (IA) en sus dispositivos. Como de costumbre, y esto ya me parece una anécdota graciosa a estas alturas, evitaron llamarlo IA y utilizaron el término Apple Intelligence. No es la primera vez (ni será la última) que Apple utiliza su posición dominante para intentar que el público asocie una tecnología ya existente a la marca (el último ejemplo que recuerdo fue cuando acuñaron spatial computing en lugar de realidad virtual), pero el hecho de que cada vez utilicen nombres mas ridículos siempre consigue sacarme una sonrisa.

En cualquier caso, ese detalle no fue lo que me llamó la atención. Tampoco lo fueron las supuestas maravillas que esta tecnología va a permitir, ya que o bien son cosas que me interesan más bien poco (crear emojis, guau) o directamente son atajos para hacer cosas que no utilizo nunca (que Siri le pregunte algo a ChatGPT). Lo que me resultó interesante fue la respuesta del mercado tras el anuncio, ya que al día siguiente las acciones de Apple subieron un 12%. Obviamente, no pude evitar acordarme de este maravilloso clip de Los Simpson:

Llevamos ya varios años en los que las ventas de smartphones parecen haberse estancado, principalmente porque la tecnología se ha ido abaratando y, a día de hoy, todos tienen unas especificaciones muy similares. Ya no estamos en la época en la que era necesario aceptar muchos compromisos entre distintas características (peso, batería, calidad de la pantalla, calidad de la cámara, etc.) y eso hace que la gente comience a utilizar sus dispositivos a lo largo de más y más tiempo. Como eso frena las ventas, resulta muy común que se ponga de moda alguna característica nueva, que las marcas intentan utilizar como reclamo para que los usuarios pasen por caja de nuevo a pesar de que ya tengan un dispositivo que está perfectamente bien. Así vimos, hace ya unos cuantos años, las pantallas 3D, o más recientemente, los smartphones con pantallas flexibles que pueden doblarse y desdoblarse. Sin embargo, todas estas supuestas mejoras no han calado lo suficiente como para convertirse en un estándar, principalmente porque esos presuntos avances no son reales, no logran convencer a los usuarios de su utilidad y en muchos casos sufren de implementaciones bastante chapuceras.

Lo curioso es que todo parece indicar que al final no va a ser un gran cambio en el hardware, sino en el software, lo que va a dictaminar los próximos ciclos de actualización de los smartphones. En el anuncio de la iIA (lo siento), Apple dejó claro que sólo los dispositivos con suficiente memoria RAM podrían utilizar todas estas herramientas (obviamente, sólo los iphones de última generación). Ojalá me equivoque, pero creo que esto va a arrancar un ciclo en el que cada año se van a añadir dos o tres tonterías al set de herramientas que van a ser exclusivas de los últimos modelos con algo más de memoria (aunque, a día de hoy, añadir RAM sea de las cosas más baratas que pueden hacerse). Veremos si se da el caso, y también si Apple es capaz de convencer a sus usuarios de que la IA ha venido para quedarse y servir de utilidad o va a ser algo pasajero. En ese segundo supuesto, todavía está por ver si casarse con OpenAI ha sido una buena idea o un simple movimiento para contentar a los inversores y que puede terminar siendo contraproducente a largo plazo si la IA termina defenestrada por la sociedad, desencantada por una lista casi interminable de promesas grandilocuentes incumplidas.


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