Quemando Cromo – William Gibson (1986)

Es curioso. Durante casi dos décadas he leído obras del género cyberpunk y siempre había tenido una sensación agridulce. Por una parte, presentaban ideas interesantes y, en muchos casos, predicciones que se iban cumpliendo a rajatabla. Por otra, muchas de las obras más famosas del género (por ejemplo Snow Crash, o en los últimos tiempos Ready Player One) siempre me parecieron de mucha menor calidad de lo que el consenso general indicaba. Además, leer este tipo de textos siempre me llevaba a un estado mental un poco complicado, ya que la sensación de leer obras de hace décadas cuyas predicciones ya habíamos sobrepasado (en muchos casos, para llegar a situaciones incluso peores que las ideas más tenebrosas de sus autores) les restaba muchísimo atractivo: ¿para qué leer sobre un posible futuro en el que la tecnología ha trastocado nuestra sociedad cuando ya vivo en ese futuro?

Sin embargo, en los últimos años he notado un cambio. No se si será por la edad, porque decidí darle oportunidades a obras más modernas (a ver si así no tenía la sensación de leer sobre algo que ya habíamos sobrepasado), o porque estamos viviendo un momento con muchísimos cambios sociales (la mayoría de ellos provocados por dos de los agentes principales del cyberpunk: la tecnología y las corporaciones que la controlan), pero he ido encadenando una serie de obras que me han atrapado como nunca lo había conseguido el género. Por una parte estaría Citizen Sleeper, del que escribí hace no mucho por el blog. Un juego maravilloso, con ideas a las que sigo dándole vueltas tiempo después de haberlo terminado. También empecé Blame!, un manga que estoy disfrutando como un enano (supongo que escribiré algo sobre él cuando lo termine). Y por último tengo que citar Ciudad Permutación, de Greg Egan, del cual solo quiero decir (de momento) que es uno de los pocos libros que he vuelto a leerme justo tras terminar su última página.

Y fue tras esa segunda lectura de Ciudad Permutación, tras la cual me quedé con ganas de seguir buceando en el género pero sin mucha energía para ponerme con algo muy extenso, cuando vi una reedición de Quemando Cromo en una librería y decidí probar con una serie de relatos cortos de William Gibson. Había leído hace muchos años Neuromancer, y la verdad es que no me dijo mucho en su momento, pero en este tomo he encontrado varias historias que me han gustado una barbaridad. Entre mis favoritas se encuentra Traspaís, untexto maravilloso que entreteje temas como la pérdida y el contacto con vida alienígena en un escenario que se funde entre la ciencia ficción más clásica y un mundo lovecraftiano, con una prosa bellísima. Por momentos me recordó al brillante Picnic Junto al Camino de los hermanos Strugatsky y a la increíble Solaris de Lem, ya que todos comparten esa tesitura en la que los humanos intentan comprender algo que está mucho más allá de sus capacidades. También quiero destacar El mercado de invierno, un relato sobre las nuevas formas de entretenimiento que además esconde profundas reflexiones sobre el transhumanismo, las modificaciones corporales, la desigualdad social y la inmortalidad.

En resumen, un libro genial, con una prosa excelente (y esto si que tengo claro que es por la edad, antes no me fijaba tanto en este punto…) y lleno de ideas muy sugerentes. Si sigo así me parece que voy a seguir teniendo cyberpunk en el menú durante un buen rato…

Imagen destacada por Julian Faylona.

This work is licensed under CC BY-NC 4.0

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