Mira que son feos todos los Fallout hechos con el motor de Bethesda, pero por muy rotos que estén o la grima que den las animaciones faciales, es innegable que la atmósfera, el mundo y las misiones que te vas encontrando son capaces de meterte de lleno en ese tipo tan característico de aventura que, al menos a mí, me hace volver a sumergirme de lleno en la saga cada cierto tiempo. Tenía pendiente desde hace muchísimo adentrarme en Fallout: New Vegas (cuando salió acababa de jugar unas 100 horas al Fallout 3 y dije «más adelante». Y vaya si ha sido más adelante, han pasado 14 años.), y la verdad es que lo estoy disfrutando como un enano. Llevo unas diez horas de juego, y esa sensación de explorar escenarios postapocalípticos en los que cada paso puede ser el último, mientras descubres las historias de distintos grupos de supervivientes (o sus trágicos finales) y convives con las diferentes facciones es uno de los motivos que siempre me han enganchado de estos títulos. Estoy alucinando también con la historia principal, que te agarra por la solapa en la introducción y nunca te suelta, y muchas de las secundarias (algunas hilarantes, otras bastante profundas). Se vienen buenas horas por Nevada…
Ah, y que no se me olvide. Steam anda con su Next Fest, y me ha llamado bastante la atención Balatro, un roguelike con aroma a Slay the Spire, pero basado en el póquer. A ver si puedo alejarme un rato del conflicto entre la Caesar’s Legion, la New California Republic y los Fiends (o como a mí me gusta llamarles: VOX, el partido republicano y la banda del fentanilo) y le doy un tiento a la demo.
Y tú, ¿qué vas a jugar este finde?
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