Apocalipsis suave

En Apocalpsis suave, Will McIntosh elige mostrar, de una manera bastante atípica, un apocalipsis en vivo y en directo. Digo atípica porque en esta historia el mundo no se va al garete con una explosión o una orgía de violencia, sino lentamente, debido a una serie de decisiones tomadas por el conjunto de la sociedad humana que, si bien no están listadas con mucho detalle, apuntan a un colapso del sistema capitalista tal y como lo conocemos hoy en día. Aunque menos espectacular, la gracia de esta elección (al menos en mi humilde opinión) es que resulta mucho más realista. Crisis climática, atentados con armas biológicas (virus de diseño y ecoterrorismo), alguna que otra escalada nuclear y una economía que entra en una recesión sin fin son los engranajes que hacen avanzar la historia de los protagonistas, un pequeño grupo de supervivientes (aunque de primeras ellos no se catalogarían así) que surfea como buenamente puede las olas de la historia. También resulta poco usual esa elección del autor de no enseñarnos un mundo tras la debacle (como hacen otras novelas distópicas como La carretera de McCarthy, por citar la que posiblemente sea más famosa dentro del género, o juegos como The Last of Us), sino a través de ese día a día de las personas, con cambios tan graduales que cuesta identificar cuando fue el momento exacto en el que el mundo se fue por el retrete.

Esas dos elecciones tan poco comunes (el apocalipsis suave y la narración mientras este ocurre gradualmente) son los puntos más fuertes de la obra, y creo que la habrían convertido en un título de culto si McIntosh se hubiera centrado en explorar esas ideas tan sugerentes (y potentes) en vez de desviarse tanto para contar los amoríos de Jasper. Es evidente que el autor se nutre de las características y peculiaridades del capitalismo y extrapola sus posibles efectos a medio y largo plazo, llegando a la conclusión de que la catástrofe es inevitable, tesis que conforma uno de los mensajes principales del libro. Sin embargo, veo una cierta contradicción en la premisa de Apocalipsis suave, ya que si bien McIntosh elige contarnos la debacle mientras esta ocurre, también decide obviar a una de las partes al no aportar o elucubrar nada sobre qué haría el propio sistema para mantener el status quo. Si que podemos ver como la vida de las personas empeora gradualmente sin que estas tengan opción de cambiar nada, pero ni los gobiernos ni las grandes corporaciones tienen un gran peso en la historia, y sus acciones y motivaciones se dan por hecho.

Si dejase aquí el análisis, podría parecer que la novela es simplemente una historieta con una muy buena premisa que termina descarrilando en una serie de encuentros sexuales, y aunque la verdad es que a primera vista fue lo que me pareció, creo que tiene un elemento redentor que le ha hecho subir un par de peldaños en mi escalafón. McIntosh introduce, utilizando uno de los virus de diseño, un tema totalmente tangencial al del apocalipsis suave. Este puede resumirse en la pregunta ¿qué es lo que nos convierte en humanos? La trama de Jasper y su búsqueda de una compañera corre en paralelo con un plan de una serie de científicos para intentar salvar a la humanidad de la extinción, que consiste, entre otros puntos, en inocular en masa un virus a la población. Este virus tiene el efecto de amansar al individuo, haciendo que sea incapaz de cometer actos violentos a la vez que le otorga un estado permanente de alegría. Toda la búsqueda y el sufrimiento de Jasper a lo largo de esos diez años podría haberse evitado con un pequeño pinchazo, pero vemos en varias ocasiones cómo las personas infectadas sufren esa especie de niebla mental típica de los antidepresivos que hace dudar sobre si siguen siendo ellas mismas. Y la verdad es que introducir ese dilema sobre si elegir la pastilla roja o la azul resulta interesante, y en esta historia presenta un dilema adicional sobre si la única manera de vivir en este mundo capitalista consiste en sufrir y resignarse a los vaivenes que están por venir, pero seguir siendo un individuo, u obnubilarnos con cualquiera de los virus que tenemos a nuestra disposición (redes sociales, consumo masivo de contenido audiovisual, o cualquiera que se os ocurra o esté por venir) y dejar de ser únicos.

En definitiva, una premisa muy interesante que trata temas que dan lugar a reflexiones profundas, pero quizás no del todo bien ejecutados. Creo que habría disfrutado la obra muchísimo más si esas dos mitades hubieran sido dos novelas individuales, o si la historia hubiera abarcado unas cuantas páginas más, pudiendo profundizar más en varios puntos que se me quedan un poco cojos. Aún así, una lectura rápida y amena, con varias escenas de acción bien escritas (aunque quizás demasiado gráficas para algunos lectores). Totalmente recomendable.

Puntuación: ★★★☆☆

Ficha:
Apocalipsis suave, Will McIntosh. 2011. 239 páginas.

This work is licensed under CC BY-NC 4.0

Comentarios

2 respuestas a «Apocalipsis suave»

  1. […] semana terminé Apocalipsis Suave (reseña aquí), y la verdad es que si bien nada más terminarlo no me dijo mucho, tras un poco de reposo le vi […]

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